La lucha entre tu percepción y el diseño de las cartas.

Cinco de Bastos


Uno de los grandes dilemas que puede aparecer durante una lectura de tarot presencial es la lucha entre la percepción que uno tiene sobre el consultante y lo que luego muestran las cartas sobre ese consultante. Cuando una persona viene a mi mesa de trabajo para que le eche las cartas yo estoy percibiendo un montón de cosas de ella, su postura corporal y las facciones de su rostro me indican cómo se siente. Su tono de voz y actitud me dicen de dónde viene y a dónde va. Siento en las tripas su estado emocional. Entonces, supongamos que algo dentro de mi me ha dicho que esa persona está fatal, completamente fuera de su centro y luego le hago elegir unas cartas de mi baraja y resulta que le aparecen imágenes aparentemente positivas y alegres: El Sol, La Estrella, Tres de Copas y Cuatro de Bastos. Nada parece indicar que la persona esté al borde del colapso. Es más, apegado solo a las cartas debería concluir con una interpretación técnica y de manual que la persona está bien y radiante - Sol, Estrella - reunida con otras personas que parecen apoyarle - 3 de Copas - y proyectando cosas hacia el futuro en plan feliz - Cuatro de Bastos-. Pero eso no es cierto. Yo he percibido en la persona algo completamente distinto a lo que muestra la interpretación de manual, entonces ¿en dónde está el problema?

De seguro la dicotomía se produce porque la mente se acostumbra a la interpretación técnica y de manual, sin añadir al proceso las sensaciones instintivas que hemos tenido en un principio. No les presta atención. La mente está tan enfocada en ser tarotista que olvida todo lo que las emociones previas le han transmitido, ese golpe eléctrico en las tripas que le dice que algo no está bien con la persona. Entonces si uno es listo y es capaz de unificar ambos criterios refrescará la interpretación y la hará coincidir con las primeras sensaciones que ha tenido incluso antes de sacar las cartas y exponerlas al consultante. Si inicialmente he percibido cosas de la persona debo integrarlas a mi trabajo ya que eso será indispensable para resolver el enigma de la tirada. De repente como un chispazo pienso que El Sol y La Estrella son la asistencia de otras personas que reunidas en Tres de Copas tratan de acompañar al enfermo hacia una meta futura que es la sanación de lo que sea que le suceda. Cuatro de bastos es en este caso el camino hacia la sanación que el consultante deberá recorrer en compañia de otros que le darán apoyo y esperanza para sobrellevar el malestar físico o psíquico. Expongo entonces mi conclusión unificada y el consultante asiente la cabeza aprobando la situación, emocionándose al ver que alguien le comprende y percibe. Luego siento mi propia satisfacción al ver cómo en milésimas de segundo experimenté dentro de mí una lucha entre el intelecto y la emoción, entre la razón y los sentidos que enemistados decidieron unirse para refinar aún más la visión sobre el consultante.

La conclusión final es que si veo disparidad entre el escenario que muestran las cartas y las percepciones iniciales que tengo sobre la persona, debo guiarme primero por mis instintos y luego por lo que vea en las cartas, ajustando la interpretación de acuerdo a mis primeras impresiones sensitivas. El aroma, el tono de la voz, los rasgos faciales y la posición corporal me hablan muchas veces de todo aquello que le sucede al otro y todo eso es información vital que debe ser prioridad en toda consulta de tarot. Uno no puede permitirse la disparidad de criterios ni mucho menos la lucha sangrienta entre percepción e interpretación técnica del tarot. Un buen tarotista debe unir ambas cualidades y transformarlas en un diamante que es siempre modelado por el instinto. Esa es la clave para ver y leer completamente al consultante.

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2 Comentarios

  1. Excelente artículo, me ha permitido aclarar mi mente, yo también hago una "lectura integral" fijándome en la Persona, incluso en la Temperatura de su cuerpo... te tengo una pregunta, ojalá pudieras responderme o escribir sobre ello. ¿Puedo consultar muchas veces sobre lo mismo en un mismo día? La pregunta porque tal vez eso puede afectar o confundir la interpretacion.

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    1. Claro que puedes. Podrías tirarte todo el día preguntando lo mismo, cada 30 minutos. Otra cosa es que eso sea algo productivo. La pregunta real que deberías hacer es ¿Por qué necesito preguntar tantas veces lo mismo?

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