Una enigmática serie de televisión || Westworld.



Si el canal de televisión HBO tenía en mente tener preparada una serie bajo la manga para cuando se acabe Juego de Tronos creo que con esta la ha clavado y aunque Westworld solo va en la primera temporada no pinta nada mal aún sabiendo que habrá que esperar por más para definir si es esta la nueva piedra filosofal de los productores.

A pesar de que el trailer promocional de la serie no me gustó nada porque me hizo pensar en un refrito de The Matrix con vaqueros, luego cuando me olvidé de todo eso y me dediqué a ver los episodios uno a uno ya me empecé a sentir más confiado y conectado con la serie. Sin miedo de hacer spoiler porque el mismo trailer lo explica hay que decir que toda la historia gira en torno a un parque temático ambientado en el viejo oeste en dónde personas con alto poder adquisitivo pagan para disfrazarse de lo que ellos quieren, trasformándose así en forajidos, prostitutas, delincuentes o incluso personas buenas que rescatan a otras. Todo esto es una especie de mundo-escenario gigantesco en dónde los humanos pueden dar rienda suelta a sus impulsos más primitivos, inclusos aquellos que no se permitirían jamás en la sociedad de la cual provienen ¿Cual es el conflicto que podría haber si hay personas multimillonarias pagando por hacer lo que les da la gana en un parque lleno de robots-esclavos que se mueven y bailan al compás de lo que ellos necesitan? Pues que algunos de estos robots inconscientes empiezan a espabilar y por motivos que solo viendo la serie entenderás comienzan a desprogramarse, expresando comportamientos muy interesantes y que cuestionan no solo su condición sino la de uno mismo como espectador. De ahí en adelante se suceden un montón de cosas que abren el debate no solo respecto al tema de la inteligencia artificial sino a la actitud que tiene el ser humano respecto a las cosas que crea y usa.

La serie se transforma con rapidez en un escaparate de las emociones humanas y en este punto hay que decir que puede resultar un poco fuerte para personas que quizá no están acostumbradas a escenas violentas que no parecen gratuitas sino necesarias en una historia que busca exponer de forma clara lo que se mueve entre humanos y robots. Es necesario y es la virtud de esta serie: que no se censura a sí misma para contar algo que tiene que ver con el egoísmo, los intereses comerciales y la lucha entre distintas formas de pensamiento, algo sospechosamente parecido a lo que vemos en la sociedad actual. Aunque vamos, de seguro esta falta de censura es también la forma en que HBO vende sus series que se caracterizan por ser bastante explícitas, de la misma forma en que Juego de Tronos se convirtió en una de las más sangrientas de todos los tiempos en dónde si alguien no moría en algún capítulo se sentía cierto ambiente raro y anormal.

Hay que advertir que los primeros capítulos pueden resultar un tanto flojos y dar la sensación de estar viviendo como el personaje de la película Atrapado en el Tiempo pero eso es así porque es la forma por la cual se explican gradualmente todos los entresijos de esta historia que se va volviendo más y más intensa con cada capítulo, casi como una canción de música sinfónica que empieza suave y termina transformándose en una explosión de instrumentos y trompetas que suenan por todos lados y de forma tan espectacular que uno se queda hasta medio sordo. Eso pasa con Westworld: empieza inocente y media tonta como si no matara una mosca hasta que de repente ya nos tiene empantanados en una tormenta de emociones y cuestionamientos sobre la humanidad que a uno le quedan dando vueltas mucho después de haber apagado la televisión. Por buscarle una pega puedo decir que ya al final de los capítulos se echa mano quizá de recursos un poquito obvios pero son tan pocos que la trama principal no pierde mucho ya que la historia en sí está bien construida y da unas sorpresas para quedar de piedra. 

NOTA

Reconocimiento especial merece la banda sonora en dónde canciones de grupos como Radiohead, Rollings Stones o Soundgarden aparecen versionadas al estilo sinfónico, dotando a la serie de un ambiente solemne que le queda muy bien. Eso, además de que los temas de los grupos elegidos son una joya especialmente para un el tipo de persona que sabrá reconocerlos en la medida que avanza por toda la serie y que dirá ¡iMira, si es aquella canción!

NOTA 2

La serie está basada en la película homónima de 1973 que si bien no destaca por sus efectos especiales sorprende al ver cómo ya en ese tiempo habían algunos pensando en este tipo de asuntos existenciales, como preocupaciones constantes que nos persiguen a través del tiempo.

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