Reencarnación: Perspectiva desde la Genética ||



Tuve una visión en dónde muchas personas vivían en mi, empezando por mis padres, mis abuelos y todos mis antepasados. Vi en mi sangre la fuerza de generaciones y entendí que todos ellos habían reencarnado en mi como almas antiguas en mi cuerpo nuevo. Habían traído consigo el conocimiento de otras épocas y cada uno traía una firma de la cual yo también era responsable. Allí, sobre todas sus firmas yo firmé y sonreí porque ellos vieron que yo les recordaba, entonces ellos también sonrieron y tuvieron paz. Luego me empujaron hacia adelante y volé un poco más con su ayuda. Y en mi vuelo  fui otro y muchos otros más, pero por sobre todo fui un poco más Yo. 

Muchas personas entienden la reencarnación de forma literal y como aparece en la figura de portada de este artículo. Un ciclo de nacimiento, vida y muerte para volver a comenzar en otro cuerpo y en otra experiencia. Esto, por cierto, envuelto en un profundo misticismo que no deja tomar conciencia de una verdad que está en nosotros mismos y que explicaría esta idea de que alguien muera y por arte de magia aparezca en otro cuerpo luego de un tiempo.

La genética al rescate


La genética nos ayudo a comprender que nuestra composición orgánica no es más que la mezcla de los genes de nuestro padre y madre que unidos configuran y determinan la persona que somos. Incluso más allá de la muerte física de nuestros padres, podríamos decir que ellos siguen estando vivos en nosotros ya que la información genética que nos han heredado sigue activa, proceso que se repetirá si decidimos tener descendencia y traspasar nuestros genes a la siguiente generación. 

Nuestro cuerpo e identidad es la consecuencia y el resultado de muchas vidas hacia atrás que unidas colaboraron y se mezclaron para conformar la codificación genética que llevamos hoy. Y si vamos aún más lejos, podemos decir que todas esas vidas y experiencias han reencarnado en nuestro propio cuerpo en dónde además comparten espacio con nuestra exclusiva y única información genética.

Ahora bien, es cierto que el llevar los genes de tu padre no implica que tu padre o tu madre tal como los conoces estén en ti... o quizá sí, considerando que tu padre y madre antes de desarrollarse no eran más que una combinación de genes que luego se transformaron en las personas que tú conociste, abrazaste y besaste. 

Aquí entra en juego la definición de Ser humano y es importante no quedarse atrapado en la idea cuadriculada de que lo es solo una persona con pies, cabeza, dos ojos y una nariz, con la cual puedo hacerme una fotografía. Si uno entiende que el Ser Humano es, en rigor, un puñado de información genética bien combinada que tiende a desarrollarse se podrá entender mucho mejor este concepto de mi padre, mi abuelo y mi tatarabuelo encarnados dentro de mi cuerpo, lo que es otra forma de decir "llevo los genes de todos los antepasados en mi y ellos viven también en mi". 

Resulta sorprendente que muchas personas aún se estén pegando cabezazos contra la pared por descubrir si la reencarnación es o no verdadera cuando bastaría mirar nuestro propio código genético para entender que en nosotros están encarnadas (metafóricamente hablando) más personas de las que creemos. Eso al menos en lo que respecta a la información genética pura y dura, extremadamente técnica. 

Pero si nos adentramos en la idea de que esa información genética tiene además impresa la energía de nuestros antepasados, los átomos que nunca murieron de ellos y que conforman también los genes que llevamos, con mayor razón podríamos decir que ellos están despiertos en nosotros. Lo que murió fue la forma, la agrupación genética y atómica del cuerpo de mi padre, mi madre y mi abuela, pero jamás sus átomos y su información genética que ahora está en mi ¿Sorprendente verdad? 

En este punto hay que respirar profundo, ponerse a pensar en todo lo que significa este cuerpo al cual no prestamos atención y que parece contener la llave de todas esas historias místicas que parecen cuentos imposibles, pero que con un poco de raciocinio encuentran sentido. 

Con todo esto, lo único que quiero decir es que quizá la idea de Reencarnación no refiere a una idea abstracta y espiritual que no podemos comprobar sino al proceso de transmisión genética en dónde efectivamente hay algo que no muere y que habita distintos cuerpos a través del tiempo, de la misma forma en que los genes de mis antepasados fueron viviendo en distintos cuerpos hasta llegar al mío en dónde además estoy yo con mi propio sello genético y conciencia, preparado a dar el próximo paso en la evolución. Y aquí es en dónde se presenta la gran elección: traspasar mis genes y reencarnar en otros cuerpos o quedarme aquí contemplando el conocimiento y sabiduría acumulada de mi cuerpo. 

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