La Fuerza y el trato que damos a los animales ||




Me ha tocado leer muchas noticias sobre maltrato animal o situaciones críticas en dónde se ha privilegiado la vida humana por sobre la de una bestia salvaje y la verdad es que sorprende la variedad de opiniones que despierta este tema y la forma en que algunas de esas opiniones son expresadas. Quizá la más impactante y paradójica sea la de quienes piden compasión hacia los animales pero al mismo tiempo exigen crueldad total para el ser humano como si este fuese un elemento destructor y despreciable en el planeta. Es evidente que hay algunos humanos que son más irresponsables que otros pero de ahí a desear con fervor la aniquilación de alguien ya es otra cosa. Eso de desear bien por un lado y mal por el otro es como desvestir a un santo para vestir a otro: se tiene sensibilidad y preocupación por un lado pero por el otro no. Entonces ¿En qué quedamos? ¿Somos defensores de la vida o qué? ¿Qué sentido tiene defender a un animal pero al mismo tiempo despreciar el valor de la vida humana?

Lo cierto es que este tipo de temas expone la doble moralidad o la distorsionada ética de una sociedad que quizá no es del todo consciente de su propia sombra, aquellos aspectos retorcidos que cuesta poco juzgar en los demás pero que resulta super difícil admitir en uno mismo. Como por ejemplo aceptar que rechazamos la violencia y la crueldad hacia los animales pero a veces nosotros mismos somos violentos y nos comportamos de forma cruel con nuestro prójimo. Esta sombra se puede constatar en las redes sociales, por ejemplo, en dónde hay mucha opinión de escaparate, de gente que se sube al carro de la victoria de Facebook o de Twitter y que lanza piedras desde su cómoda posición en el ordenador en dónde no se necesita mucho análisis ni reflexión para condenar o putear a alguien que ni siquiera conoce. Lo mismo pasa con el tema del maltrato a los animales y la forma en que los que lo rechazan piden prácticamente la pena de muerte para los humanos que creen son culpables. Yo no niego que efectivamente existan personas que hacen daño porque sí, pero creo que falta más análisis y reflexión en este tema porque muchas veces son esos defensores los que peor se comportan en relación a otra vida, maldiciendo y castigando como si no hubiera un mañana. No se puede pretender curar algo hiriendo al mismo tiempo otra cosa. De nada sirve ponerse hippie, humanizar y sensibilizar en algunos temas si en otros se pierde esa misma humanidad y sensibilidad. Eso huele más a engaño y a negación, a cuento chino y moralidad barata de un puñado de personas disfrazadas de buenos pero que en realidad son tan malos como aquellos a quienes critican.

¿Qué vale más? ¿El animal o el ser humano? ¿Quién debe controlar a quién? En la carta de tarot La Fuerza podemos observar esta dualidad o lucha entre un aspecto y otro. Quizá ninguno merece ser castigado ni controlado pero ambos deben aprender a convivir sin que eso signifique el desprecio por uno u otro. El ser humano debe revisar sus pasiones y sombras más oscuras para así controlarlas y darse cuenta si ha caído en aquello que él mismo critica. No vaya a ser que sin darse cuenta se transforme en la bestia que actúa por puro instinto y haya que cogerle del hocico o dispararle unos dardos tranquilizantes para que se calme.



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