El infierno que se construye con cada pensamiento ||




Ayer fue un día emocionalmente intenso en dónde leí bastante sobre el maltrato animal y la forma en que muchas personas reaccionan frente a la crueldad de otros con la misma violencia e instinto asesino de aquellos a quienes dicen combatir. Leí opiniones de psiquiatras o psicológos que también tomaban apunte sobre el fenómeno social que se produce cuando aparecen imágenes o noticias de abuso hacia otros seres vivos. Basta una imagen dolorosa para que una persona tranquila y bondadosa se transforme en un psicópata que lo único que quiere es decapitar a quién hizo el daño. Muchos piden incluso el regreso de la pena de muerte como ley absoluta y definitiva para los que dicen son engendros sin perdón, seres que no merecen ser llamados humanos. Y así, la lista de adjetivos es extensa y queda claro que en este tipo de eventos lo que sale es la enorme sombra que todos tenemos. Ese asesino implacable que parece estar dormido en lo más profundo del alma. 

Algo que merece mi particular análisis es la actitud y comentario de una chica con la que hablé y que reconoció no ser capaz de perdonar a quienes hacían tamaños actos de crueldad hacia los animales. Admitió que tenía y sentía una profunda ira hacia aquellos que dañaban a otros y que les deseaba lo peor. En ese instante sentí profundo respeto por la honestidad de aquella chica y pensé que independiente de lo que había elegido sentir, se hacía cargo de aquello con conciencia como diciendo: sí, odio y espero que suceda lo peor para ellos ¿y qué? Es lo que soy y es lo que siento.  Para mi este tipo de actitudes merecen un aplauso aunque en lo personal me siga pareciendo contradictorio eso de luchar contra la ira, el maltrato y la violencia con la misma ira, maltrato y violencia. Más allá de todo eso me doy cuenta que existen montón de perspectivas y el libre albedrío permite elegir y seguir el camino que uno quiere, independiente de que sea contradictorio o no. Por lo mismo creo que ya no estamos en tiempos de evangelizar ni convencer a nadie de lo que creemos es más real o verdadero. Estamos en tiempos de libertad y que se nos respete en lo que hemos elegido incluso si eso significa suicidarse o hacer cosas políticamente incorrectas o contradictorias. Otra cosa es que lo que elijas te lleve directo a tu propia destrucción, el desmembramiento de tu alma o el enfríamiento de tu corazón. Cualquier cosa es respetable lo que no implica necesariamente que todas sean adecuadas para la salud mental y la armonía del alma. Pero ¿Qué más da? Lo importante es elegir, siempre elegir.

A propósito, por la noche tuve un sueño en dónde me veía en un escenario caótico y apocalíptico en dónde las personas trataban de salvarse. El cielo se había oscurecido y parecía que había habido un terremoto ya que solo veía ruínas , explosiones y fuego por algunas partes. Era una situación peligrosa en dónde veía también a otras personas tratando de resguardarse del caos y la destrucción. Entonces lo primero que hice al despertar fue relacionar el sueño a lo que había experimentado y pensado ayer sobre el tema del maltrato animal y la forma violenta en que muchas personas luchan contra el. Supuse que el infierno y el apocalipsis son estados mentales en dónde la gente elige o no participar y que dependiendo de la frecuencia en la que elijan vibrar y pensar así será entonces la realidad en la que ellos vivan. Si se mira desde esa perspectiva se deduce que este infierno metafórico o este estado mental ya existe entre nosotros y está constantemente golpeando las paredes de otras realidades y mundos como aquellos en dónde la gente elige amar y perdonar, por ejemplo. Son como dimensiones superpuestas una encima de la otra y en dónde cada ser humano transita y elige estar según la ira o el amor que decida tener. Y no hay nada de malo ni criticable en ninguno de estos mundos en dónde cada uno decide libremente entrar. Hay un infierno aquí en la tierra y hay un apocalipsis que comienza con cada palabra de odio y con cualquier deseo de crueldad y desastre. Hay también cielos y lugares de paz en dónde descansan aquellos que levantan de entre las cenizas una esperanza y deseo de integración total. 

Yo camino en medio del apocalipsis, la destrucción y el lamento pero tengo siempre la capacidad de elegir si ese es mi sitio o no, si quiero seguir alimentando al asesino que destruye mundos y desintegra corazones hasta no dejar más huella que la sombra del amor. Esa fue la conclusión final que extraje de mi sueño que quizá no es sueño sino realidad permanente de este estado de cosas en el que todos vivimos y en dónde todos aportamos nuestro granito de arena con cada pensamiento.


Para finalizar hay una frase que me ha venido mucho a la cabeza en estos días. Una especie de mantra que dice o expresa algo más o menos así:

Así como hablas y pienses sea tu alma y tu corazón, tres veces. Que ninguna palabra y pensamiento quede en el olvido y que todo sea cobrado en tus huesos y en tu sangre de aquí hasta el final de tus días. Libertad total para pensar y libertad total para sufrir o disfrutar las consecuencias de lo que hablamos, sentimos y opinamos. Sea así tres veces más, sellando el pacto de tus decretos con el fuego de tu propia alma.


Imagen de portada: The elder Hell.
Autor: Dieric Bouts.
 


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